Analiza por qué te sientes quemado
Te sugiero que hagas un inventario de las situaciones que te estresan, agobian y agotan.
Si antes no te agotaba tu trabajo ¿ha habido algún cambio? ¿Han cambiado tu jefe, tu carga de trabajo o tus responsabilidades? ¿Sientes que ya has aprendido todo lo que había que aprender? ¿Tal vez sientas que no hay oportunidades de promoción o las que hay no te interesan? ¿Lo que antes te estimulaba ya no te motiva?
Analizar los factores estresantes es el primer paso para tomar consciencia y el punto de partida para poder buscar soluciones.
No te sobrecargues y sobreexijas Si sufres del síndrome de burnout tu cuerpo y mente te están diciendo que necesitas descansar y desconectar. Por ello, revisa tus obligaciones y limita los nuevos compromisos que adquieras. Plantéate qué aportan a tus prioridades, objetivos y bienestar.
Revisa también tu nivel de exigencias y aprende a valorar tu esfuerzo por encima del producto final. Los mejores deportistas tampoco ganan siempre. Por lo que agradécete el esfuerzo y el haberlo intentando, sea cual sea el resultado. También te sugiero que te tomes descansos activos entre grandes proyectos para permitir a tu mente recuperarse.
Si sueles llevarte trabajo a casa, reflexiona qué pasaría si no lo hicieras. Hoy en día muchos tenemos más trabajo del que horas tiene el día. Pero no desconectar y descansar lo suficiente hará que rindamos menos y tardemos más en realizar las tareas. Así que valora si no sería más productivo descansar bien y terminar la tarea en cuestión al día siguiente con la mente fresca. Además revisa las prioridades y plazos de tus tareas. ¿Cuáles de tus tareas son realmente prioritarias y cuáles pueden esperar?
Por último revisa qué tareas puedes delegar a otros. Sea en el trabajo o en casa, te ayudará a reducir tu carga de trabajo y obligaciones.
Procura realizar las pausas activas en tu lugar de trabajo.
Mejora tu situación laboral Ahora reflexiona qué puedes hacer para reducir los factores y situaciones estresantes. ¿Qué puedes mejorar? ¿Qué puedes evitar? ¿Cómo puedes resolver los problemas que tienes? También puede ser útil hacer un inventario de tus fortalezas, habilidades, intereses y pasiones. Luego piensa cómo puedes potenciarlos.
Luego define tus responsabilidades y busca la forma de crear valor e involucrarte en nuevos proyectos estimulantes que potencien tus fortalezas e intereses. Si no tienes la autonomía de decidirlo por tu cuenta, comenta tus preocupaciones y expectativas con tu jefe.
Puede que estas reflexiones te lleven a cuestionarte tu trabajo. ¿Está alineado con tus valores, habilidades e intereses y permite sacar lo mejor de ti? ¿Lo puedes ajustar para que sea así? Si no, puede que te quieras plantear un cambio de empresa o de trabajo.
Alivia el estrés Hay una serie de cosas que podemos hacer para aliviar el estrés. En el trabajo te recomiendo que hagas breves descansos varias veces al día. Levántate y date un paseo aunque sea a la máquina de café. Aprovecha para soltar las piernas, estirar cuello y espalda. Además te recomiendo que no comas en tu sitio. Cambia de aires y come en la cafetería con los compañeros o sal a comer fuera de la oficina y aprovecha para darte un paseo.
Además de cuidar la alimentación y hacer ejercicio físico, incluye técnicas de relajación en tu día a día. Pueden ser estiramientos, yoga, pilates o ejercicios de atención plena. Estos últimos ayudan no solo a prestar más atención al momento presente y así reducir las divagaciones hacia pasado y presente que suelen llevar a agobio y ansiedad. También nos permiten conocernos mejor, entrenar nuestra capacidad de aceptación, concentración y resiliencia.
Asimismo tómate tiempo para pasatiempos e intereses que te apasionan y divierten. ¿Hay alguna cosa que te gusta que has dejado de hacer o que no encuentras nunca el momento de hacer? Resérvate tiempo para ello igual que harías con una reunión. Dale a tu agenda personal la misma importancia que a tu agenda de trabajo. Si te cuesta mantener el equilibrio entre trabajo y vida personal te puede ayudar planificar y agendar las actividades de ocio.
También procura que tus pasatiempos no sólo sean digitales como jugar juegos online o usar las redes sociales. Las actividades analógicas nos permiten desconectar y relajarnos de forma más efectiva.
Entrena tu inteligencia emocional y revisa tu actitud Al principio hemos visto que el síndrome de burnout nos puede volver irritables e irascibles. Si sufrimos estrés podemos tender hacia la agresividad o la pasividad. Por ello, reconocer nuestras emociones y saber gestionarlas es clave para mejorar nuestro estado de ánimo. La gestión de nuestras emociones y aprender a expresar nuestras preocupaciones y deseos con asertividad nos permitirá evitar conflictos y malentendidos con las personas que nos rodean.
Si nos sentimos desmotivados y desganados es difícil ilusionarse con nuestro trabajo y nuestra vida. Por eso también te sugiero que revises tu actitud ante las situaciones y personas. ¿Hay cosas que te sacan fácilmente de quicio? Nuestras expectativas nos llevan a criticar comportamientos de otros y resistirnos a aceptar las cosas como son. Sin embargo, si nos enfrentamos a la vida con la mente abierta, con aceptación y con una actitud positiva nos estresáremos menos. Así que intenta centrarte más en las cosas positivas, apreciarlas y disfrutarlas.
Busca apoyo e inspiración Por un lado intenta mejorar la relación con tus compañeros de trabajo. Pasamos muchas horas en el trabajo por lo que mejor tener buena relación con algún compañero y sentirnos apoyados.
Por otro lado busca apoyo fuera del trabajo. Además de confiar en tu familia y amigos puedes ampliar tu círculo social.
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