LO EXASPERANTE DE LAS LIMITACIONES
Cada demarcación es tan bien un frente de batalla potencial, de manera que el mero establecimiento de una frontera equivale a prepararse para el conflicto, y en concreto para el conflicto de la guerra de opuestos, de la lucha angustiosa de la vida contra la muerte, del placer contra el dolor, del bien contra el mal. Lo cierto, es que vivimos en un mundo de conflicto y oposición porque es un mundo de demarcaciones, y fronteras y opuesto que cada línea fronteriza es también una línea de batalla, henos aquí, con la difícil situación humana cuanto más firmes son nuestras fronteras, más encarnizada son nuestras batallas. Cuanto más me aferro al placer, más temo necesariamente al dolor. Cuanto más voy en pos del bien, tanto más me obsesiona el mal. Cuántos más éxitos busco, mayor será mi terror al fracaso. cuanto mayor sea el afán con que me aferro a la vida, más aterrador a mi parecer a la muerte. Cuanto mayor sea el valor que asigne a una cosa, más mi obsesión era su pérdida. En otras palabras la mayoría de nuestros problemas lo son de demarcaciones y de lo opuestos que estás crean. como humanos la forma en que de ordinario intentamos resolver estos problemas es tratar de extirpar uno de los opuestos. Encaramos el problema del bien y del mal procurando exterminar el mal: enfrentamos el problema de la vida y la muerte intentando ocultar la muerte bajo simbólicas inmortalidades. En filosofía, resolvemos las oposiciones conceptuales dejando de lado a uno de los polos, obviamente procurando reducir al otro. El materialista se empeña en reducir al espíritu en materia, y en tanto que el idealista se esfuerza por reducir la materia a espíritu. Los monistas intentan reducir la pluralidad a la unidad, y los pluralistas procuran explicar la unidad como pluralidad. Lo que importa es que siempre tendemos a tratar la demarcación como si fuera real, y después manipulamos los opuestos así creados. Aparentemente, jamás cuestionamos la existencia de la demarcación como tal. Y como creemos que está es real imaginamos tercamente que los opuestos son irreconciliables, algo que está para siempre separado y aparte. Aún así, todos los opuestos comparten una identidad implícita, que por más vívidamente que puedan impresionarnos las diferencias entre tales opuestos, siguen siendo, del todo separables y recíprocamente dependientes, y por la sencilla razón de que ninguno de ellos podría existir sin el otro. Vistas así las cosas, es obvio que no hay dentro sin fuera, arriba sin abajo, ganancia sin perdida, placer sin dolor, ni vida sin muerte. Dice el antiguo sabio chino Lao Tse : "¿Hay diferencia entre el sí y él no? ¿Hay diferencia entre el bien y el mal? ¿Debo temer lo que los hombres temen? ¡Qué desatino! Tener y no tener nacen juntos Difícil y fácil se complementan Entre largo y corto ahí contraste Alto y bajo uno a otro se apoyan El frente y el dorso se siguen.
Extracto del libro de Ken Wilber "La conciencia sin fronteras"
Transcrito por Joslid Salazar
Commentaires