Cuando se proyecta una energía psíquica hacia una persona a la que se quiere y con la que se tiene plena confianza, entonces esa energía rebota fortalecida, enaltecida y sublimada. De ese modo, la propia conciencia estará más lúcida con ese incremento de la energía vital.
Obviamente la autorrealización es algo personal, pero puede ser acelerada e incentivada cuando los dos miembros de una pareja se lo proponen y se comprometen conscientemente a mejorarse cada uno personalmente y a impulsar al otro en su autorrealización. Esto es lo que podríamos denominar la verdadera "alquimia sexual", según la cual se entiende el proceso sexual como algo que ocurre, existe y toma vida en tres niveles diferentes: físico, emocional y mental. Este es el verdadero concepto de la sexualidad, palabra que deriva de "seis", es decir, físico-emocional-mental del hombre sumado al físico-emocional-mental de la mujer. Para que se produzca el verdadero contacto sexual es preciso trabajar en los tres niveles.
En síntesis, la verdadera sexualidad no consiste en derrochar las propias energías, sino en intercambiarlas en un acto en el cual existe compenetración psicológica, confianza y entendimiento con la pareja. Así, cuando existe un circuito de confianza mutua y de respeto, la energía sexual se intercambia pero no se desperdicia ni se desgasta. Es decir, en ese tipo de relación no existen fugas de fluido vital; sino más bien, todo lo contrario, pues cada uno se encuentra más revitalizado mediante el ejercicio del amor.
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