Muchos padres por desconocimiento recurren a la fuerza y al ridículo y esto a la larga lo que genera es mayor ansiedad y miedo. Tampoco lograremos nada si los ignoramos.
Podemos alentar al niño con amabilidad y empatía a que los enfrente y supere. Los padres pueden contribuir demostrando que no hay motivo para temer.
A menudo la mejor forma de ayudar al niño a disminuir la ansiedad consiste en eliminar las fuentes innecesarias de estrés de la vida. Cuando los niños presentan niveles demasiado elevados de tensión y hacen berrinches frecuentes, conviene simplificar su vida en las rutinas diarias, especificando en forma clara lo que se espera de ellos u ayudandoles a prever acontecimientos especiales. Otras estrategias eficaces consisten en reducir la exposición a pleitos de los padres o a programas violentos de televisión y en protegerlos para que no sean embromados ni atormentados por los bravucones del colegio o vecinos.
Desde luego no es posible minimizar toda fuente de estrés. El niño debe de aprender a afrontar el nacimiento de un hermano, mudarse a otra cosa, cambio de colegio, lo mismo que el divorcio, la muerte de un progenitor o las catástrofes naturales.
En esos casos se recomienda a los padres (Honig, 1986)
Aprender a reconocer e interpretar las reacciones del niño al estrés.
Ofrecer una base segura y afectuosa para ayudarle a recobrar la confianza.
Darle todas las oportunidades de que hable de sus sentimientos - es más fácil tratar un trauma compartido con otros.
Permitir por algún tiempo una conducta inmadura o regresiva: chuparse el pulgar, acariciar una manta, consentirlo o dejar que se siente en el regazo.
Ayudar al niño a interpretar el hecho o la circunstancia, ofreciéndole explicaciones adecuadas para su edad.
Durante un ataque de ansiedad es posible que el niño se quede paralizado o comience a respirar muy fuerte y transpirar. Sin embargo, lo importante es que no te dejes llevar por el terror e intentes tranquilizar al niño en todo momento, transmitiéndole calma, ya que si te ve nervioso empeorará la situación. Toma en cuenta lo siguiente:
Intenta ponerte a su nivel, mirarlo a los ojos y tomarlo de las manos en caso de que puedas.
Ayúdale a hacer respiraciones profundas, para ello debe respirar por la nariz y soltar el aire por la boca, no intentes calmarlo con palabras porque es posible que no te escuche.
Darle un abrazo de contención también puede ser útil, por ello, si lo ves muy alterado dale un abrazo fuerte cubriéndolo por completo; la idea es que a través del abrazo puedas transmitirle tranquilidad y seguridad para que se sienta a salvo de nuevo.
Respira con ellos: La respiración profunda y lenta facilitará la reducción de la ansiedad. Puedes ayudarlo a practicar, guiándole para que se imagine como el aire viaja entrando por la nariz, pasando por la tráquea y llegando al vientre, el cual se hincha como un globo.
Ayúdale a identificar los pensamientos negativos: Puedes orientarle, para que encuentre y asimile a un personaje o dibujo con este tipo de pensamientos. Anímalo a que te exprese sus miedos y háblalo con ellos. Escucharlo le ayuda a entender que todos somos vulnerables y eso no significa ser débil.
Utiliza estrategias de exposición: La ansiedad tiene un componente fisiológico, es decir, que produce sensaciones corporales generalmente desagradables. Por ello es importante que hagas que se exponga a estas sensaciones. Aunque suene paradójico, con esta práctica lograras facilitar la interrupción de la escalada de ansiedad. Por ejemplo, si en el momento presenta falta de aire, siéntate con él y juntos contengan la respiración.
Guíalo para que imagine escenas que le resulten agradables: Como por ejemplo, imaginar un lugar relajante o una caja donde ponga todas las preocupaciones que le molestan.
Técnicas de relajación para la ansiedad
Las siguientes son algunas técnicas de relajación, que son realmente útiles para calmar la ansiedad en niños:
Bote de la calma Cuando el niño entre en la etapa de las rabietas, puedes crear un bote de la calma y de la paz. Cuando el niño la agite verá como la purpurina se mueve de forma descontrolada, como cuando él se encuentra enfadado. Una vez que la purpurina comience a caer en el fondo, el nerviosismo pasará y el niño conseguirá relajarse.
Técnica del globo En esta técnica debes pedirle al niño que imagine que es un globo y hacer que inspire muy profundo, hasta que llene sus pulmones por completo y no entre más aire; luego debe exhalar el aire muy despacio y repetir este ejercicio varias veces. Esta técnica es excelente para niños con TDAH.
Técnica de la tortuga El niño debe asumir que es este animal. Se colocará en el suelo boca abajo y le dirás que el sol está a punto de esconderse y la tortuga ha de dormir. Para ello debe esconder las piernas y poco a poco los brazos, muy despacio hasta que los ponga bajo su espalda, que será como el caparazón de la tortuga. Después debes indicarle que es un día nuevo y la tortuga debe emprender un viaje nuevo. Por lo tanto, debe sacar los brazos y piernas de nuevo muy despacio.
Mindfullnes Cuando los niños ya son mayores de 7 años pueden comprender algunas actitudes de la meditación, y se puede proponer esta técnica ya en silencio, o con algún audio de meditación que sirva como guía. Para ello deben sentarse en el suelo, en silencio, poner el audio guiado y prestar atención a lo que ocurre alrededor cuando decide estar quieto.
Por: Joslid Salazar
Comments