El arte de estar solo

Autor: Joslid Salazar

(Foto: Unsplash/Tim Bogdanov)

Pensar estar solo puede ser angustiante si nunca lo has estado. Pero que sucede cuando estás solo por decisión propia,

puede ser una vía para comprender que cuando te permites a ti mismo convivir con la soledad, aunque al principio sea incómoda, cultivas una autoconciencia más profunda; disfrutar de la soledad nos ofrece la oportunidad de trabajar en nuestra identidad más allá de cómo nos relacionamos con los demás.

Es una invitación a conocerse a uno mismo ya que te dedicas el tiempo que estando acompañado no te brindas.

No se trata de tener relaciones ocasionales, ni de matar el aburrimiento con otros.

Cuando estamos en la colectividad del mundo, podemos pensar que somos las actividades que desarrollamos en él; que nuestra identidad es nuestro trabajo, el dinero que ganamos o lo que hacemos con él. Incluso el personaje que personificamos estando con otros.

Se necesita mucho coraje para descomprimir todo eso y llegar a lo que hay detrás. Se necesita coraje para afrontar el malestar de estar con nosotros mismos y arriesgarnos a sentir la vulnerabilidad de que no nos guste todo lo que vemos, de reconocer que hay algunos lugares vacíos que debemos cultivar más.

Por eso es valiente estar con nosotros mismos y con nuestra verdadera identidad.

Es una búsqueda de nuestra propia esencia.

Puede que al principio te encuentres en las redes sociales muy a menudo pero ya de a poco comienzas a salir yendo a ver una película, disfrutando de una comida, incluso preparándote alimentos saludables para tí mismo, y realizando actividades nuevas e impensables estando en compañía como clases de danza, de rappel, Kun fu, tocando algún instrumento musical, lecto-escritura, fotografía entre tantas cosas. Incluso viajando.