Aparece como héroe, deidad y figura central en el libro Rig-veda (mediados del II milenio a. C.). Es considerado el dios de la guerra, la atmósfera, el cielo visible, la tormenta y el rayo, que era representado como una espada con ondulaciones (como un rayo).
Posteriormente, en el hinduismo, se convirtió en el rey de todos los semidioses (dioses inferiores)
Su arma es el relámpago (vashra). Su vajana (vahana: ‘vehículo, montura’) es el elefante Airavata
En las escrituras hinduistas, Indra es un dios temeroso de perder su puesto como dios principal. Por eso, cuando se entera de que algún humano (como Vishuámitra) realiza muchas austeridades para ganar karma que le permita ascender en una siguiente encarnación y ocupar el puesto de Indra, este envía a las prostitutas celestiales, las apsaras (como Urvashí, Rambhá o Menaká) para que lo seduzcan y le hagan perder todo avance místico.
En los versos del Rig-veda (mediados del II milenio a. C.) se dice:
"Él, bajo cuya altísima jerarquía de control están los caballos, todos los carros, los pueblos, y el ganado. Él, bajo cuya altísima jerarquía de control son los caballos, todos los carros, los pueblos, y el ganado. Él, que se entregó al Sol de la mañana, el que conduce las aguas, él, oh hombres, es Indra".
Rig-veda 2:12:7, traducción al inglés de Griffith)
El Rig-veda frecuentemente se refiere a él como Shakrá (‘poderoso’). En el período védico (entre los siglos XV y VII a. C., se suponía que el número de dioses era de 33, y que Indra era su señor (Traias-triṁśa-pati). El Brijad-araniaka-upanishad enumera los dioses como los ocho Vasus, los once Rudras, los doce Aditias, Indra y Prayapati Brahmá). Indra también es mencionado bajo el nombre de Vasavá (‘señor de los dioses Vasus’).
"De los Vedas soy el Sama-veda; de los semidioses soy Indra, el rey de los cielos; de los sentidos soy la mente; y en los seres vivos yo soy la conciencia de la fuerza viviente".
Krishná, en el Bhagavad-guitá 10: 22
En apariencia: Su piel es blanca o amarillenta y su cuerpo está cubierto de ojos con párpados que le permiten ver todo lo que sucede en el mundo.
En realidad esos ojos fueron una maldición-bendición de sabio Gótama. Indra había seducido a la esposa del sabio, Ajalia (Ahalya). Al enterarse el asceta del adulterio, hizo que el cuerpo de Indra se llenara de decenas de vulvas. Indra hizo penitencias para pedir perdón, y el sabio terminó accediendo a convertir las vulvas en ojos.
Las joyas de Indra
En Cosmología Hindú, los encontramos en los Puranas (en sánscrito), escritos hace 3.000 años el concepto de las Perlas de Indra. Es una red de cuerdas de seda que se expande al infinito en todas las direcciones y que contiene en cada intersección una perla de gran brillo que refleja sobre sí cada una de las perlas de la red, y así sucesivamente, como espejos hacia el infinito.
Recientes investigaciones apuntan a que el Universo pudiera tener la forma de un toro y ser como una sala de espejos en la que la luz viaja a través de un universo pequeño, creando una cadena de imágenes y reflejos aparentemente infinita.
El concepto budista de la interpenetración sostiene que todos los fenómenos están íntimamente conectados; para la escuela Huayan, la red de Indra simboliza un universo donde todos los miembros del universo tienen relaciones mutuas repetidas infinitamente.
Así La red de Indra (también llamada «joyas de Indra» o las «perlas de Indra») es una metáfora usada para ilustrar los conceptos de shuniatá (vacuidad).
"Imagina una telaraña multidimensional en la mañana temprano, cubierta con gotas de rocío. Y cada gota de rocío contiene el reflejo de todas las otras gotas de rocío. y, en cada gota reflejada, el reflejo de todas las otras gotas de rocío en ese reflejo. Y así hasta el infinito. Esa es la concepción Budista del universo en una imagen." Alan Watts.
Joslid Salazar
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