En la historia de mi monomito (el periplo del héroe desde lo femenino)
La gran bestia interna que domé
Nuestro primer encuentro encarnizado, Corrió la sangre por los valles laberínticos de mi mente devoró cada aspecto de mí psique. A veces Zorro de 9 colas otras lobo, otras veces tomaba formas tan terroríficas que invitaban a morir para siempre. Capaz de cambiar forma y parecer la mujer más despiadada, cruel negra y agresiva, me perturbaba su risa atroz. Destilaba un gran odio y repulsión hacia mí. Tomó control de mi cuerpo una vez me devoró en la psique. Prisionera estuve en su vientre... Con fuerza descomunal, tomé mi espada y rasgue sus intestinos, Una vez salí, observe mis ropas rojas de su sangre. Algo cambió en mí y en ella para siempre. Mi victoria fue contundente. La bestia no murió. No la dejé morir, A su vez le sane la enorme herida que le dejé, y le demostré mi gran valor ese que dudó poseía; le demostré mi gran astucia esa que creyó era insignificante; le demostré mi gran ímpetu ese que creyó devoró, le demostré mi gran inteligencia esa de la cual tanto se mofó. Su respeto me lo gané para siempre desde ese día. Ahora es mi aliado/a, mi mejor amiga/o y así ocurrió el nacimiento de la mujer salvaje, la huesera, la bruja intuitiva, la Gran Madre, la reina roja, la diosa negra. La guerrera, la sanadora, todo lo que representa Muerte y vida. Me enseñó con salvajismo y le enseñé nobleza (amor genuino) Al día de hoy, se expresa cuando así siente debe hacerlo, brotando gran sabiduría. Los límites fueron derribados para nunca más volver a erigirse.
Autor: Joslid Salazar Prema Sai
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