El término templanza es una cualidad humana que consiste en actuar o hablar de forma cautelosa y justa, con sobriedad, con moderación o continencia para evitar daños, dificultades e inconvenientes. Por ejemplo: el alcohol, la comida o el sexo, que pueden ser peligrosos si se deja a un lado la templanza.
Es la virtud del control sobre el exceso. En términos psicológicos es la auto eficacia o autorregulación: Conocer y controlar las propias emociones, la motivación y el comportamiento sin una ayuda externa. Cuando se carece de esta virtud, aparecen serios problemas personales y sociales. “Por tanto, la templanza es una forma de negación de uno mismo, que finalmente termina siendo generosa hacia el yo o hacia los demás – La prudencia y la humildad son ejemplos de primer orden”.
Es una virtud que consiste en mantener la calma en situaciones de estrés, puesto que modera y ordena la sensación de satisfacer de manera inmediata todos los deseos, a fin de procurar un equilibrio mental, espiritual y físico.
La virtud de la templanza nos permite gozar de los placeres sensibles de una manera ordenada y adecuada, sin desviarnos, por tanto, de nuestro fin, la verdadera felicidad.
Los orientales (India y China particularmente, a través del budismo, hinduismo y taoísmo ) trabajaron desde la antigüedad el desarrollo de la templanza, como un valor espiritual muy alto que actúa directamente sobre la voluntad. La templanza modera el apego a las cosas materiales. Y estas culturas recurrían a formas de desarrollar y fortalecer esta virtud, a través de actividades como la meditación, la caligrafía y también a través del dibujo de mándalas. Con ello se consigue aquietar la mente, lograr niveles altos de concentración, equilibrar nuestro espíritu.
En el Tarot, representa un Arcano mayor simbolizado por un ángel símbolo de la moderación y el autodominio.
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