En la mitología griega, las Moiras (en griego antiguo, Μοῖραι Moîrai ‘repartidoras’) eran las personificaciones del destino. Sus equivalentes en la mitología romana eran las Parcas o Fatae, las Laimas en la mitología báltica y las Nornas en la nórdica. Vestidas con túnicas blancas y de semblante imperturbable, su número terminó fijándose en tres.
La palabra griega Moira (μοῖρα) significa indistintamente ‘destino', ‘parte', ‘lote' o ‘porción', en referencia a su función de repartir a cada mortal la parte de existencia y de obras que le corresponden en el devenir del cosmos. Controlaban el metafórico hilo de la vida de cada ser humano desde el nacimiento hasta la muerte, y aún después en el Hades.
Se las representaba comúnmente como a tres mujeres hieráticas, de aspecto severo y vestidas con túnicas: Cloto, portando una rueca; Láquesis, con una vara, una pluma o un globo del mundo; y Átropos, con unas tijeras o una balanza.
En otras ocasiones se les atribuye la apariencia de tres viejas hilanderas, o de tres melancólicas damas (una doncella, una matrona y una anciana, respectivamente). Shakespeare se inspiró en este mito para crear las tres brujas que aparecen en Macbeth, cuya intervención es determinante en el destino del protagonista.
Esta apariencia de mujer anciana también fue utilizada en la escultura Cloto (Camille Claudel) realizada en 1893 por Camille Claudel en la que aparece representada la más joven de estas Moiras enredada en su propia red.
Hijas de Zeus y la titánide Temis, o bien sólo de ésta, o bien anteriores incluso a Temis, como cuenta Hesíodo, hijas de la Noche.
Convencionalmente se cuentan tres hermanas. Éstas se encargan de hacer cumplir el destino de los hombres siguiendo las órdenes, precisamente, del dios que lleva su nombre, Moros (destino). Para ello tienen asignadas unas tareas muy específicas que podrían representar cada una de las partes de la vida. Al ser figuras del ámbito de la muerte, las Moiras residen en el reino del Hades, hacia donde son atraídas, a través de la Estigia, las víctimas de su rueca. En la tradición, las Moiras o Parcas han sido objeto de confusiones con otros seres de la mitología, como las Grayas o incluso de forma imperdonable con las Harpías. También su campo de acción se ha visto en ocasiones afectado, de tal modo que pudieran llegar a representar en sí mismas la fuerza del destino. De esto es significativo el nombre alternativo que reciben las Parcas romanas: Fata, precisamente, "destinos".
En el momento del nacimiento, eran ellas quienes tejían el fino hilo que marcaba nuestra existencia, y eran ellas también quienes, al momento de nuestra muerte, lo cortaban irremediablemente. Por esto mismo hubo quienes les atribuyeron poderes más grandes que los de Zeus y los de cualquier otro dios del olimpo, pues estos entes eran capaces de controlar el flujo mismo de la vida, el destino de cada quien, y, por lo tanto, sus poderes iban más allá incluso que el de los dioses inmortales. Pero, ¿cuál es el origen del mito de las Moiras? Y, ¿qué se esconde detrás de ellas? ¿Diosas del destino o las obreras de la muerte, qué son las Moiras?
Como ocurre con toda la mitología griega, este mito nació de la tradición oral que posteriormente fue inmortalizada en varios textos de la literatura clásica. Según su primera aparición, estas controladoras del hilo de la vida no eran tres, sino una, o al menos Homero se refiere a una sola en una de sus obras fundamentales, la Ilíada. Sin embargo, ya para su segunda obra, la Odisea, Homero aclaró que se trataba de tres seres, lo que coincide con lo encontrado en obras posteriores de otros autores. Sin embargo, el origen de las Moiras no queda completamente claro dentro de la mitología griega. Otros autores concluyen que se trata de las hijas de la Noche, y quienes defienden esto señalan que los poderes y atributos de las Moiras están por encima del poder de los dioses
De hecho, la idea de que eran más poderosas que los dioses se encuentra bien fundamentada, pues en la Odisea varios dioses intentan interceder para cambiar el destino de los hombres, salvándolos de la muerte, y son estas criaturas quienes frustran los planes de los dioses pues, según ellas, el destino de los hombres que intentaban salvar debía concretarse, y esos destinos eran andar, irremediablemente, hacia la muerte. Diosas o titanes, lo cierto es que las Moiras eran fundamentales dentro de la mitología griega, pues el destino, siempre marcado por un hado sagrado y pintado con tragedia, era una idea fundamental para los griegos.
Las tres Moiras. Relieve, tumba de Alexander von der Mark, por Johann Gottfried Schadow. Antigua Galería Nacional, Berlín
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